Criar en tiempos de pantallas: educar más allá del celular
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Criar en tiempos de pantallas: educar más allá del celular

El nuevo marco legal sobre celulares en escuelas abre la puerta a una educación digital más crítica, guiada desde el hogar.

Diana Davila
30 de junio de 2025

La reciente ley que regula el uso de teléfonos celulares en las instituciones educativas del país representa una oportunidad clave para que las familias tomen un papel protagónico en la formación de hábitos digitales saludables en sus hijos. Más allá de una medida correctiva en las aulas, especialistas en educación resaltan que este cambio normativo invita a un diálogo profundo sobre el papel que cumple la tecnología en el bienestar, la atención y los vínculos de niños y adolescentes.

Jimena Alcázar, especialista en pedagogía del Colegio de la Inmaculada, destaca que el rol formativo de la escuela no se limita a transmitir conocimientos, sino que debe formar personas capaces de actuar con criterio y libertad, también en el entorno digital. “Esta ley no solo busca mejorar la concentración en el aula. Nos invita a mirar con más profundidad: ¿cómo están usando nuestros hijos el celular?, ¿qué lugar ocupa en sus vidas?, ¿qué habilidades necesitan para sostener ese uso de manera sana y crítica?“, indica.

“Quitarles el celular sin un trabajo previo puede sentirse como una forma de desconexión abrupta. Pero lo que realmente necesitamos es ayudarlos a comprender, con datos, ejemplos y reflexión compartida, cómo su uso impacta en su atención, en sus vínculos, en su descanso, en su forma de sentirse consigo mismos”, sostiene la especialista.

El enfoque debe adaptarse según la etapa del desarrollo. Mientras que en los adolescentes el celular ya forma parte de su universo emocional, y retirarlo sin procesos previos puede generar desconexión emocional, en los más pequeños es fundamental postergar su introducción hasta que se consoliden habilidades cognitivas, sociales y afectivas a través de medios más sanos.

Entre las estrategias que recomienda Alcázar para guiar este proceso destacan:

Conversaciones constantes y con sentido sobre el papel que el celular juega en la vida cotidiana de los hijos.

Normas claras y sostenibles en casa, alineadas con lo que propone la escuela.

Coherencia adulta, predicando con el ejemplo en el uso responsable del celular.

Promoción de actividades libres de pantallas, que expandan la experiencia personal más allá del entorno digital.

Observación activa ante señales de alerta relacionadas con un uso excesivo.

    Datos de la UNESCO confirman que el uso indiscriminado del celular en el aula puede afectar el rendimiento escolar. Sin embargo, el desafío es más amplio. Una encuesta de Kaspersky señala que un 61% de padres que limitan el uso del celular en sus hijos no aplican las mismas reglas para sí mismos, lo que debilita el mensaje educativo.

    “El celular puede convertirse en una herramienta valiosa, pero sólo si quienes lo usan han desarrollado las habilidades necesarias para gestionarlo con conciencia”, concluye Alcázar.

    “Ese aprendizaje no empieza en la escuela, comienza en casa, con adultos presentes, atentos y dispuestos a acompañar un proceso que no es inmediato, porque implica madurez emocional, recursos cognitivos y capacidad crítica. No se trata solo de enseñar a usar el celular, sino de preparar a los niños y adolescentes para no ser usados por él.”, afirma la especialista del Colegio de la Inmaculada.

    La aplicación de esta ley puede marcar un hito positivo, siempre que sea acompañada de una responsabilidad compartida entre Estado, escuela y familia para educar con humanidad en el mundo digital.

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