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“We Live in Time” (El tiempo que nos queda), dirigida por John Crowley, es una de esas películas que promete emocionar al espectador, especialmente a quienes disfrutan de los dramas románticos llenos de sensibilidad. Protagonizada por Florence Pugh y Andrew Garfield, conocidos por sus papeles en el universo de Marvel, la película nos presenta a Almut, una chef que enfrenta el cáncer, y Tobias, un joven divorciado que se convierte en su compañero. La historia sigue su relación a lo largo de una década, alternando entre los primeros momentos de su amor y el presente marcado por la enfermedad.

El filme se mueve entre la melancolía y el romanticismo, con una estética cargada de tonos cálidos que subrayan la belleza de la conexión entre los personajes, aunque siempre con la sombra del cáncer acechando. Las escenas, que incluyen varios momentos de silencio y cámara lenta, buscan provocar la emoción del espectador, pero su enfoque algo predecible puede resultar excesivo para quienes prefieren una narrativa menos guiada por el dramatismo.

Lo que distingue a We Live in Time de otras películas sobre el cáncer y el amor es su enfoque menos convencional. La historia no sigue el esquema tradicional de “conocer, enamorarse y enfrentar la muerte”, sino que introduce una protagonista fuerte e independiente que, además de luchar contra su enfermedad, reflexiona sobre su legado y el futuro, incluyendo un embarazo que añade una capa adicional de complejidad emocional a la trama.

A pesar de su tono emotivo, la película no llega a la intensidad de otros dramas románticos como Historia de un matrimonio o Entre amor y otras drogas. Sin embargo, We Live in Time logra conectar emocionalmente, especialmente en sus momentos más vulnerables, donde se cuestiona qué hacer cuando el tiempo es limitado. Aunque algunos pueden ver en ella una película “cursi y trágica” diseñada para sacar lágrimas, su enfoque más arriesgado en los personajes y sus decisiones la convierte en una reflexión sobre la fragilidad del amor y la vida misma.
En resumen, We Live in Time es un drama que apela a la sensibilidad del espectador, con actuaciones destacadas de Pugh y Garfield, y aunque no pueda considerarse un “clásico”, ofrece una experiencia emocionalmente conmovedora, especialmente para los más sensibles al tema.